lunes, 6 de mayo de 2013

Resumen posicionamiento DA UPM


Desde la Delegación de Alumnos de la UPM (nuestros jefes), nos han remitido un manifiesto que constituye un posible análisis de la situación por la que atraviesa nuestra universidad en particular y todo el sistema universitario en general. El texto se titula “Por una reforma democrática, emancipadora y solidaria de la universidad”, y lo podéis leer íntegro en la anterior entrada del blog o lo podéis descargar desde: http://www.dalum.eui.upm.es/sites/default/files/posicionamiento.pdf. Os lo recomendamos.

Si no tenéis mucho tiempo, pero os interesa reflexionar un rato o discutir tranquilamente con los amigos, aquí os dejamos un resumen.

El manifiesto plantea que la universidad, como institución pública y a nivel global, está en crisis. Esta crisis tiene tres dimensiones y una causa.

Las tres dimensiones de la crisis serían:

  • Crisis de hegemonía: pues la universidad ya no es el centro de la producción científica e intelectual por si misma, si no que es un instrumento para formar profesionales que produzcan fuera de ella.
  • Crisis de legitimidad: pues la universidad no está sabiendo devolver a la sociedad todos los recursos que ésta entiende que le está dando. Los ciudadanos la mantienen con los impuestos, pero no perciben un retorno en forma de mejora de sus vidas.
  • Crisis institucional: pues actualmente la universidad pública se encuentra en un proceso de transformación obligatorio dónde las empresas privadas toman el principal protagonismo en su funcionamiento.
Todas estas crisis están provocadas, según el manifiesto de nuestros representantes en la UPM, por un sistema económico (el imperante) que no está basado en criterios de democracia, conocimiento y solidaridad, si no en criterios de consumo, productividad e individualismo.


Este manifiesto no es una queja, si no un llamamiento a los estudiantes (y por extensión a los demás miembros de la comunidad universitaria) a que propongan alternativas al modelo actual y peleen por el mantenimiento de las instituciones públicas y los valores que estas representan.

Desde la Delegación de Alumnos ETSII, apoyando a nuestros representantes en la UPM, os animamos a participar de la vida universitaria y a que defendáis la universidad pública como lugar de formación de personas y de ciudadanos críticos.

viernes, 3 de mayo de 2013

Por una REFORMA DEMOCRÁTICA, EMANCIPADORA Y SOLIDARIA DE LA UNIVERSIDAD


POSICIONAMIENTO


por una
REFORMA DEMOCRÁTICA, EMANCIPADORA Y SOLIDARIA
DE LA UNIVERSIDAD
28 de abril de 2013


La universidad, desde principios del siglo XXI, se enfrenta a nivel global a tres crisis que, según la teoría de Boaventura de Sousa Santos, catedrático portugués de sociología, la hacen peligrar tal y como la hemos conocido hasta ahora.

En primer lugar, la Universidad afronta una crisis debido a la contradicción existente entre la función tradicional de la Universidad —la producción de élite del pensamiento crítico y de los conocimientos científicos y humanistas— y la misión que le fue encomendada por el Estado a partir de las segunda mitad del siglo XX —la formación de profesionales altamente cualificados encaminada al desarrollo del sistema económico imperante—. Esto dio lugar a una instrumentalización de la universidad al servicio del mercado laboral, entendida ésta como una mera fábrica de trabajadores, cuya consecuencia última es la crisis hegemónica de la universidad, al haber perdido el monopolio de la educación superior y de la producción de la investigación científica.

La segunda crisis que afronta la Universidad surge del desencuentro existente entre el elitismo propio de los saberes especializados de la universidad y las exigencias sociales y políticas por una democratización de los saberes de la universidad y sus técnicas. La aparente impermeabilidad y endogamia de la universidad y la escasa actividad de divulgación y contacto con el resto de la ciudadanía alejan a la comunidad universitaria de aquellos que la sustentan con sus impuestos, dificultando su entendimiento y cuestionando el aprovechamiento de sus logros en la sociedad. Esta ficticia desconexión entre ambas partes ha dado lugar a una crisis de legitimidad de la universidad ante la sociedad.

La tercera crisis se deriva del antagonismo patente entre la existencia teórica de la autonomía de la Universidad en la definición de valores y búsqueda de objetivos y la presión para someterla a criterios económicos de eficiencia y rentabilidad directa. Batalla ésta que ha ido perdiendo en las últimas décadas, por lo que es necesaria la defensa de la emancipación de la universidad como ente maduro y capaz de elegir su propio camino, que no puede ser otro que aquel que favorezca y promueva el progreso general y solidario del país. La vía para superar esta crisis institucional de la universidad pasará por una mayor colaboración con otros agentes culturales, económicos y políticos de la sociedad, sin que esto constituya un condicionamiento de su autonomía.

Durante los últimos años, el poder económico y político imperante ha aprovechado la pérdida de relevancia social de la universidad pública, consecuencia de las tres crisis descritas, para adoptar políticas de privatización que ponen en peligro el modelo de universidad autónoma, democrática y vinculada al interés general que hasta ahora era hegemónico en nuestro país.

Desde el Estado se ha empobrecido la universidad pública al no existir estrategias a largo plazo de desarrollo de una sociedad basada en el conocimiento ni, por tanto, en una educación pública de calidad, provocándose así una crisis financiera de la universidad pública que, con cierto éxito, en España ha sido paliada hasta ahora mediante su capacidad para generar ingresos propios del mercado. La reducción de la inversión en educación y, en particular, los dramáticos recortes en las instituciones universitarias y de investigación demuestran el desprecio por un modelo económico cimentado en la cultura, la ciencia y la tecnología. La dependencia financiera del Estado no supone impedimentos a la autonomía científica y pedagógica de la universidad. Sin embargo, si la supervivencia económica de la universidad depende de contratos comerciales con entes privados, ésta no puede garantizar el control de su actividad docente e investigadora entendida como bien público.

Al mismo tiempo, el derecho a la educación sufre una erosión radical si no se tiene acceso al servicio que ofrece la universidad pública por la vía de la ciudadanía sino por la vía del consumo. Con la subida de precios públicos, el desmantelamiento de ciertos servicios, las raquíticas políticas de becas y ayudas y el deterioro de la condición del profesorado de la universidad pública, se busca mejorar la competitividad de la universidad privada frente a ésta para que la privada resulte aparentemente brillante sin necesidad de haber mejorado. Prueba de ello es el fuerte crecimiento de la universidad privada en los últimos años, que según el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, ya acapara en nuestro país más de un tercio de los estudiantes universitarios de entre 18 y 21 años.

Por otra parte, si bien durante los últimos años la autonomía universitaria no ha tenido como objeto preservar la libertad académica, sino crear condiciones para que las universidades se adaptaran a las exigencias del mercado, la empleabilidad de los universitarios en países como España está en entredicho. Durante los últimos años, fruto de la globalización, se ha profundizado la dualidad de los mercados de trabajo: creció la demanda de mano de obra cualificada ligada a la economía basada en el conocimiento, pero creció de manera explosiva el empleo con bajísimo nivel de cualificación.

Ante esta situación, los estudiantes jugamos un papel decisivo en la definición, ejecución y consecución de la reforma que necesita la universidad. Es nuestra responsabilidad proponer alternativas tanto a la actual situación como a las propuestas dominantes que parecen conducir al fin de la universidad pública tal y como la conocemos. Desde el cambio en la universidad debemos liderar la transformación social que necesita este país.

La universidad es el puente entre el presente y el futuro deseado; por ello no cuenta con aliados fuertes. No podemos refugiarnos en nuestro elitismo ni en nuestro corporativismo. Tampoco podemos quedarnos en la reacción ante el corto plazo, sino que, además, debemos plantear la batalla por una reforma democrática, emancipadora y solidaria de la universidad.


DELEGACIÓN DE ALUMNOS UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE MADRID